El gusto del cafe
Un amable cafe ha finalizado con la docta referencia de mi compañero a Juan Perez de Munguia, a la sorprendente vigencia de sus textos tras casi dos siglos de haber sido escritos, y a su posible aplicacion al fenomeno blog. Gracias Pedro.
He aqui un ejemplo queridos niñas y niños:
He aqui un ejemplo queridos niñas y niños:
"Yo vengo a ser lo que se llama en el mundo un buen hombre, un infeliz, un pobrecillo, como ya se echará de ver en mis escritos; no tengo más defecto, o llámese sobra si se quiere, que hablar mucho, las más veces sin que nadie me pregunte mi opinión; váyase porque otros tienen el de no hablar nada, aunque se les pregunte la suya. Entremétome en todas partes como un pobrecito, y formo mi opinión y la digo, venga o no al caso, como un pobrecito. Dada esta primera idea de mi carácter pueril e inocentón, nadie extrañará que me halle hoy en mi bufete con gana de hablar, y sin saber qué decir; empeñado en escribir para el público, y sin saber quién es el público. Esta idea, pues, que me ocurre al sentir tal comezón de escribir será el objeto de mi primer artículo. Efectivamente, antes de dedicarle nuestras vigilias y tareas quisiéramos saber con quién nos las habemos."
1 comentario:
Fue un gusto este café de mañana, Blogófago. Como te dije, parece que inventamos las cosas, y gran parte de lo que hacemos ya está dicho y hecho. Larra ayer nos cuenta de Internet hoy. Haré entrada en breve. Y repetiremos el café, por supuesto.
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